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Una etapa que toca a su fin (1)

Una etapa que toca a su fin (1) Sin darme cuenta mi erasmus toca a su fin. Si durante esta noche logro hacer el último trabajo que me queda por entregar, entonces ya estará. Sciences-Po se habrá acabado para mí. Quizá es cierto que nunca llegó a empezar del todo, las cosas han ido como han ido. No obstante, tengo esa melancólica sensación de fin de etapa, de que hay algo en mi vida que se está acabando...y que es para siempre. Es cierto que todo eso ya lo sabía antes de venir, que sabía que sería así, y que quizá debería de estar más preparado para ello. Pero no, no hay vacuna que pueda evitar sentir que estoy cerrando un capítulo de mi vida al cual acudiré con frecuencia cuando quiera rememorar esos días en que París fue mi hogar y el escenario de una de las aventuras más enriquecedoras de mi vida.
Aún así, cuando empiezo a hacer balance, tengo la impresión de que hay algo que he hecho mal, que no he llegado a hacer todo lo que debería...o incluso podría decir que me siento algo decepcionado, en el sentido de decir, "ah, ya está?, ya se acaba?". Quizá esperaba algo más del Erasmus o ,simplemente, yo no he sido capaz de encontrarlo.
Sé que es contradictorio lo que estoy diciendo. Por un lado alabo esta experiencia, digo lo mucho que me ha marcado, y acto seguido empiezo a sacarle los defectos e incluso digo que finalmente no ha sido para tanto...Parece que finalmente el concepto "these" / "antithese" tan francés se ha hecho hueco en mi cerebro.

El tiempo ha pasado volando. Llegué una fría mañana de finales de septiembre a la Gare de Austerlitz, y me parecía que tenía todo el tiempo del mundo por delante. Que los nueve meses, aproximados, que se extendían ante mí me darían tiempo para todo. No ha sido así, la realidad, la vida podría decir, acaba imponiendo sus normas y sus ritmos. Yo me he limitado a seguir, a flotar y dejarme llevar por la corriente. Puede que ése haya sido mi error, no haber luchado contra ciertas dinámicas que en el fondo sabía que no eran las mejores.
De todas maneras, a estas alturas es inútil lamentarse. Ya está. Ya pasó. Ahora lo que se extiende ante mí es el verano, y si todo va como tengo previsto, París seguirá siendo el escenario principal.
Es inútil intentar ocultarlo. Me he enamorado de esta ciudad (que no de sus gentes...).
Siempre era muy escéptico cuando oía a alguien hablar de lo maravilloso que es París y demás virtudes de esta ciudad, pero ahora he de admitir que estaba equivocado. París tiene algo...pero aunque lleve 9 meses aquí aún no sé decir a ciencia cierta el qué, cual es ese factor que hace de esta ciudad algo tan especial. La arquitectura? Su urbanismo? Su clima?
En el fondo creo que soy afortunado porque he conocido todo tipo de climas en París. De los primeros fríos del otoño y sus primeras lluvias (luego han sido casi constantes), pasando por la nieve que nos visitó en Febrero, y llegando a sus cálidas tardes de primavera que cada vez se tornan más y más calientes, anunciando la llegada inminente del, parece, abrasador verano.
Y dentro de tanta variedad París me ha parecido siempre encantador. El París convertido en alfombra otoñal de tonos marrones me conquistó. El París dominado por el frío invernal me atrapó con su nieve. Y en primavera, a pesar de la lluvia, el París que ha recuperdao gradualmente el calor y la vida ha aumentado aún más ese amor.

Una de las cosas que más me ha sorprendido es el atardecer de primavera. Son atardeceres que se alargan y estiran en el cielo durante horas...crees que el reloj te engaña cuando marca más de las diez de la noche y aún ves los últimos rayos de sol decir adios a lo lejos...y e es ntonces, de pronto, en menos de diez minutos, cuando cae la noche sin dejar tiempo para que uno se de cuenta. Quizá si viviera en Escandinavia no estaría tan sorprendido por este fenómeno normal para el resto de parisinos, pero a mi me parece algo mágico...tan mágico como la misma ciudad.

Bueno, creo que de momento lo voy a dejar aquí. Quizá en el momento de empezar estas líneas tenía pensado hablar más de la experiencia en sí, pero al final ha sido París quien ha acapardo todos mis pensamientos.
Cosas del amor.

pd: y sí, me he comprado una cámara digital. De hecho fue hace unas 3 semanas. El dinero mejor invertido de toda mi vida. La foto la hice ayer a las 5 de la mañana...

2 comentarios

Montenegro -

Siempre nos quedará París.

Daniel -

La proximidad del Sena le está sentando muy bien a tu prosa, Fredy